miércoles, 13 de enero de 2010

El olvido, ese derecho incomprendido


Olvidar, claro, lo estuve pensando en estos días, revisando mis ideas, revisando mis sueños mas interesantes, revisando las escenas imaginadas del pasado y del futuro, revisando incluso las mejores clases que hasta ahora he dictado..., entonces, de pronto me vi con un martillo en la mano dando en el clavo... ya se cual es el clavo, el clavo es la posibilidad del olvido, la posibilidad siempre abierta pero nunca bien reconocida del olvido.

Un episodio final confuso, los días grises de nuestra despedida, esas lluvias delatoras de tu traición, la construcción de una versión falsa en los pasadisos hacia esta soledad actual, y las múltiples variantes, la oficial, la extraoficial, la verdadera, la publicable y la no publicable, la fascinación por el mito o la mentira a secas, no lo se.


Creo que en muchos pasajes de nuestra vida, ponemos una suerte de paréntesis, como para entenderlo despues, para meditarlo con mas calma, para consultarlo con la almohada como se dice, pero ese tiempo cuando llega, tampoco nos sirve de mucho, salvo para echarle arena al reloj del tiempo. Uno se pregunta: ¿qué fue verdad y qué fue mentira? ¿cómo se construyó la versión falsa? ¿qué de falso tiene la versión verdadera y qué de verdadero tiene la versión falsa?

Lo cierto es que el tiempo pasó y los intentos por cambiar las versiones ya fueron inútiles, y quedó claro que mejor era olvidar, y dejar las cosas allí donde se quedaron, congeladas en el tiempo, criogenizadas por el bien de todos, cerradas, clausuradas, tan clausuradas como se cierran los aeropuertos cuando hay alarma de atentados terroristas por aviones secuestrados.

Del secuestro de la verdad natural, arribamos al olvido, a la necesidad de un olvido saludable, sano, reconstructor. Quien te dice que el olvido, a veces, sea la mejor respuesta en tanto que alivia, en tanto que desinflama, en tanto que guarece, en tanto que desinfecta.


Pero no, los psicólogos, esa raza auscultadora y metepata solo conoce de métodos pretenciosos e irresponsables que no reconocen los derechos de la psique humana, por ser derechos aun incomprendidos, un terreno poco explorado, un espacio al fin, tal vez virginal en el ser humano. El territorio del olvido, de la amnesia justificada por todos los actores implicados, una luz roja en el fondo de una calle entre las cuatro murallas del cerebro que permite que todas las demas calles fluyan a gran velocidad. Recuerdo vagamente que debía olvidarte pero ya no se muy bien porqué..., como una foto borroneada o una foto mal tomada, te pregunto ¿comprendes por qué te debo olvidar? ... Hay un cuadro famoso de Salvador Dalí titulado "La persistencia de la memoria" , pero yo recuerdo que cuando estaba en 5to año de Pintura, logré pintar un cuadro titulado "La persistencia del olvido", creo que me refería a esto mismo, a nuestro derecho aún incomprendido al olvido...Olvidemos pues para empezar renovados esta vez...

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