lunes, 21 de diciembre de 2009

La discontinuidad de la vida y el amor


Saber que detrás del sepia y del azul estabas tu, cambiaba el sentido de todo. Saberme amado convertía todo en importante. El brillo de los objetos terminaba en un anaranjado tostado. La calidez estaba por todos lados, como si alguien hubiera metido a todos los objetos dentro del horno a fuego moderado. Por eso parecían dulces y mas completos que antes.

Del amor aprendí que todo podía ser perfecto. Uno sentía que la perfección se podía alcanzar, estaba por decir asi, a la mano. Al menos parecía haber esa tendencia.

Que difícil era entonces, encontrar las cosas grises u opacas. Tu voz alimentaba el coro de termitas nocturnas que carcomían la madera de mi estante al lado de mi cama.

Lima, esa ciudad deprimente y mediocre se rendía ante tu mirada. Un rayo de luz acariciaba tu nuca en la butaca del cine, de la misma forma como a diario intentaba darle vida a todos los duendes del librito que leíamos a un lado del sofá antes que empiece un capítulo mas de la telenovela brasileña.

Pero que nadie crea que la felicidad es aburrida, no. La felicidad tambien es creativa y laboriosa y nos engorda a cada hora con sus risas y sus nuevas responsabilidades. El amor nos hace aspirar a ser cada vez mas grandes y emprendedores, mas importantes y despiertos, concientes ya, del abundante sufrimiento de los demás.

Vemos ese abismo, lo notamos en todo momento, la devastacion de las ilusiones de los demás en el mundo se percibe atrozmente, con auténtica pena nos vamos acostumbrando a ese contraste.

La pregunta siempre es: ¿será tan fuerte el amor para doblegar a toda la incredulidad y la maldad larvada durante años en todos los contextos?

No lo se y parece que la respuesta esta siempre en proceso, porque la vida es y será siempre discontinua y el amor tal vez no.

domingo, 13 de diciembre de 2009

albumes de carritos


De niño tenía el pelo largo y ruloso, era timidísimo y fantasioso. Una tarde regresando de mi colegio por la avenida petit thoars con mi madre, una señora de una tienda nos llamó. Era un pequeño bazar, lleno de útiles de escritorio y regalos para todas las edades. En la vitrina habían muchos carritos de juguete, sobre todo pequeños carritos. Qué colores!

Nunca fui tan bien recibido en una tienda, nos obsequiaron dos albumes con fotos de carritos "match box", aún debo guardar en algún cajón, estos albumes.

Claro, el niño podía pedirle a mamá.

Pero para mí, solo fue un día lleno de sol y alegría por unas figuritas a color.