viernes, 1 de noviembre de 2019

tal vez siempre sea octubre en Lima

una neblina fina viene por oleajes en el cielo desde el mar
un dibujo de cables y perfil de fierros están de amanecida,
un castillo derruido de latas
los patrones de color de una lana de tinte salmón
dos veces el micrófono demasiado alto para unas butacas anodinas
los días de sol y de frío
la saliva y el sabor dulce del vacío, la ruta hacia el mar, el gentío, el bullicio
quince veces buscando la textura del agua, la sal de la arena, el silencio de las aves
envolturas, cactus, un avispero vuelto hacia abajo, una tapa densa gris sobre la plaza
los días en Lima siempre parece que son de octubre
unas chapas dispuestas en la demarcación del perímetro, unas frazadas que ya no abrigan,
un abrelatas viejo e inútil
No te olvides de regar el jardín, remover la tierra de las macetas, tal vez los geranios ahora tengan el color muy encendido
dictar unas clases a jóvenes siempre trae nuevas ideas para trazar en los bocetos,
en la desgana de los sueños desarticulados,
dos veces tu voz y tu olvido
el llanto de un bebé, las inútiles bocinas de la mañana
tal vez este año todos los meses fueron octubre, por eso no avanzó el tiempo
y se repitieron los días, las hojas en el cuaderno, las páginas en el libro y las películas en la pantalla
al final del camino, un paso estuvo sediento de tierra



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