ella era ágil, sabía cortar el aire con solo doblar el rostro, atrayendo hacia sí, el aliento
le corona, una estrella compuesta por doce velas encendidas,
su calor, viene de lo profundo del desierto
su voz, hace eco en la estela negra extendida y solo resplandeciente por los fogonazos de los círculos de luz
piedras que cayeron sobre el manto nocturno del mar
ha sobrevivido al tiempo, su danza campea en varios universos,
hace florecer el tallo olvidado de antiguos dioses
que nadie hable de su magia, puede ser celosa al nombrarla
su sabiduría la guarda en cuadrículas borroneadas por la humedad y el peso de los huesos
ha dividido al tiempo en tres partes, ha logrado comunicar los corredores del silencio
la arena ha impedido su ceguera, las telas guardan los mapas diagonales de color,
sus gritos también tienen una armonía escondida
hace falta una sonrisa para entender su fuerza
los cuerpos húmedos han impreso en las telas su memoria orgánica, los gatos le hablan a las plantas
una serpiente es también un camino que voltea al tiempo sus desatinos
del ombligo brotan todas las lunas de esta década, pero aún así no alcanza para poder besar sus ojos
ella sabe el misterio de los dioses,
ella calla ante la inminencia del alba, ella se ahoga con la mirada de los gatos
ella ha previsto el final con su danza, ella ha escrito en su cuaderno que este año no piensa viajar al futuro
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