martes, 16 de agosto de 2016

el silencio en el ventanal de la casona

han cortado los puentes
hormigas enloquecidas chocan unas con otras
un hilo de agua corre presuroso por las veredas heladas de la avenida
no hay agosto sin dolor, un grito ha sido cubierto por la música estridente
dos días de angustia fueron suficientes para saber que el frío también puede ser eterno
circunstancias de días y noches nos fueron alejando
habitaciones y pasadizos se alargaron al mismo ritmo que horas y ausencias
la imagen mutilada fue testigo de tu voz apagada
las noticias fueron propaladas antes de la hora
hay que volver a recorrer el laberinto del que fugamos hace veinte años
el odio no pudo coser nuestros ojos justo un día antes de tocarte
¿el árbol del patio fue un error involuntario de la semilla?
vidrieras transparentes fueron el reflejo oxidado de los huesos de la momia
el sol estuvo esperando con el aliento suspendido todo el mes antes de abalanzarse sobre la ciudad
han aparecido nuevas piedras en el acantilado
me toca decirte que he mostrado aprecio por la disciplina de las termitas
estuve juntando piedritas con la esperanza de poder hacer una réplica del mapamundi
focos amarillos dan más paz que una sopa de sémola
lo mejor de los días inútiles, es que la soledad bien aprovechada esconde un viaje a varios mundos
he constatado que dibujar en línea negra hace doler las articulaciones
el abuso de la internet nos ha vuelto sonámbulos del presente y nos aburre saberlo
los días ahora son artefactos de múltiples ángulos como prismas recién ensamblados
he notado un silencio saludable en el viento frío del ventanal de la casona

apenas estamos llegando y ya nos interrogan las moscas
dibujar un rectángulo vacío es saber que las pausas ayudan a mirar con distancia los espejismos
hacer un conteo en reversa nos revela el sentido de los pasos sin certeza
la otra noche descubrí que supiste pedirme perdón a tiempo pero no lo había notado
he contado todos los cafés tomados durante el mes y aseguro que justifican el trabajo realizado
la próxima semana no me despiertes si me quedo dormido en el sofá
he venido a verte y no esperaba tener que conformarme con recibir un mar en miniatura
crujen todas las maderas del centro de Lima, han respirado como animal de fuertes ronquidos espaciados
aves indiferentes conversan y picotean la última planta del patio
he visto una linterna suspendida en el tiempo
una catedral de vitrales rotos nos espera en setiembre
al día siguiente de tu anuncio, supe que debía seguir caminando con las manos dentro de la casaca
hacer un amague en la quinta y detenerme en la pequeña silla de madera, que el tiempo dejó olvidada, para escribir sobre ella








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