sábado, 9 de junio de 2012

contando los días de junio

Habían traído a uno nuevo. Lo sabíamos porque las enfermeras estaban especialmente excitadas ese día. Era un día más en aquel lugar, el cielo gris de Lima apenas se intuía pero se sentía tras las vidrieras, tras los frascos de pastillas, tras las cucharitas de la mesa y el mal olor de la cocina. En la salita de espera los pacientes rezábamos en silencio e intentábamos distraernos jugando naipes o buscando algún programa de televisión que no nos diera miedo. El miedo y  la angustia siempre estaban presentes en ese lugar.

Desde la habitación del nuevo se escuchaban risas, era algo inusual pues la enfermera estaba dentro, quizá el nuevo no estuviera tan enfermo, se sentía que la estaban pasando muy bien. Nunca lo vimos al nuevo, sólo fue un affaire de la enfermera, o tal vez un refugiado. Pasaban cosas extrañas  en ese lugar, si. Como aquella noche del apagón hablando de Sendero Luminoso y del penoso primer gobierno de Alan entre pacientes y visitas por el cumpleaños de uno de los médicos. Junio, contando los días en mi cuaderno, uno de estos días, quizá mañana salga de ambulatorio, quizá mañana, quién te dice y ya me toque salir, ojalá , Dios lo quiera y el mundo deje de ser, esa esfera angustiosa.

Vino el día, y claro que hubieron señales, a mi mejor compañera le dieron de alta, había una enfermera que estaba embarazada y olía algodones con alcohol durante todo el día, además, se escuchaba el martillar de los obreros en un edificio en construcción cercano, todo indicaba que saldría, la cosa era mantener la calma, después de todo, el infierno también podía sentirse acorralado, la luz blanca y mortecina de Lima, quería entrar por la puerta de salida, llegó el día, ya vienen por ti, ya puedes bañarte y cambiarte, ya vienen por tí, esta mañana sales, además hoy juega Perú en las eliminatorias, amigo , la vida continúa...

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