Las pastillas te nublaban la vista y te hacían casi inservible, pero a fuerza de disciplina había descubierto el segundo piso. Ahí podía llevar la radio y escuchar mis programas favoritos casi como si ya estuviera fuera, eso me reanimaba, ya se podía planificar parte del futuro.
Los días pasaban, la rutina comenzaba a molestar, pero el segundo piso seguía siendo una luz de esperanza. Una tarde lo comprendí, debía tomar una decisión rápida. Cuando crucé el techo de tejas rojas rumbo a la zona de la puerta levadiza del garaje, casi ya estaba en la calle, pero alguien me cogió de un pie y caí aparatosamente al piso, tal vez un golpe fuerte, pero nada importante, sin embargo el dolor en la espalda me supo a una gran molestia. No, no pude escapar, aunque en mi sueño ya caminaba por las calles soleadas libremente, vaya ilusión. Ésa era mi ilusión y no otra.
Con el intento de escape, todo empeoró, atado a una cama y adolorido, sólo podía llenarme de paciencia, después de todo, ahora debía esperar mas tiempo.
El tiempo, ¿qué es el tiempo ? , entre lo biológico y lo lumínico el tiempo se me hizo inasible pero si abarcable por segmentos digamos largos, de modo macro, vi madurar las cosas, las realidades, las ideas..
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