miércoles, 15 de septiembre de 2010

El laberinto al revés y el minotauro como artista y hombre libre




desde la visión que Julio Cortázar tuvo en un colectivo de Buenos Aires










Tal vez la sociedad no sea un laberinto desenredado del todo según se le mire, tal vez los artistas sean minotauros inconcientes, que resignifican y refrescan su vida con arte y se lo entregan a la sociedad como su mejor lenguaje para comunicarse. Si recordamos con rigurosidad el mito del minotauro en Creta, tendremos una placa de rayos x de una historia fusionada de dioses y hombres de ese tiempo: el minotauro es encerrado en un laberinto diseñado por Dédalo, cada nueve años catorce jóvenes atenienses deben ser sacrificados para que este monstruo se alimente. El rey Minos lo encerró en el laberinto pues fue un castigo del dios Poseidón el nacimiento del engendro, luego que Pasifae( la esposa de Minos) y el Toro (obsequio del dios) lo procrearan. Teseo es el gran héroe de esta historia, con la ayuda del hilo de Ariadna, logra matar al monstruo y salir del laberinto victorioso.




Julio Cortazar ve en el minotauro al poeta, al hombre libre, al artista que en realidad era un hombre diferente que dentro del laberinto se recreaba con los jóvenes, con los que danzaba y tenía una vida dedicada al arte y la creación poética, tanto musical como pictórica y de artes escénicas, el laberinto era el territorio del arte. Este hombre por ser diferente, por ser un artista es recluido en el laberinto, pues puede ser un peligro para la sociedad. Teseo, siguiendole el juego al Rey Minos, en la versión oficial, de que se trataba de un engendro que devoraba seres humanos, viene al laberinto y con métodos fascistas lo mata con la ayuda del hilo de Ariadna. Según Cortazar el hombre diferente, el artista tambien hoy es recluido en clínicas psiquiátricas, como alguna vez fue recluido el minotauro en el laberinto, tratando de cambiarlo u ocultarlo , pues puede ser peligroso para la sociedad establecida.




En nuestra realidad, de esta cultura del consumo, de esta visión siempre utilitaria del ser humano, mecanizada, del ser humano solo como sujeto de crédito y de inversión económica, veamos desde el minotauro de Cortázar quien es el rehen del laberinto y quien es el hombre diferente, el que al ver las cosas de otra manera se convierte en un monstruo para una sociedad y un sistema que no logra encasillarlo si no antes bien, lo intenta ocultar. Vislumbremos el inmenso territorio del arte y la libertad, desde el laberinto de Dédalo.